Del baúl XIV

domingo, 8 de enero de 2012

 Querida tú:

                Espero realmente no terminar por espantarte. Eso es lo que suelo hacer ¿sabes? De un modo u otro. Porque estoy muy poco o porque estoy demasiado; porque no entienden lo que soy o porque lo entienden más de lo que deberían; porque las palabras terminan agotándose o porque nunca lo hacen. Pero sabemos que simplemente la gente se marcha. Sí, claro que lo sabemos. Es duro, cruel, lógico, tonto, injusto, natural, sencillo, complejo, duro, obvio. Es muchas cosas.

                Sí, soy de esas que disfrazan con muchas palabras emociones y mensajes muy simples. Creo que ya lo sabes. Es realmente gracioso como puedes saber tantas cosas de mí por signos tan simples. Y quizás nunca sea suficiente. Uno nunca termina de conocerse a sí mismo. ¿Cómo podría aspirar a conocer a otro? Pero lo intentamos de todas maneras, porque eso es lo que somos.

                Realmente odio cuando me pongo “filosófica”, pero supongo que todos tenemos nuestros momentos. Este momento lo dediqué para ti. Porque quiero decir cosas. Las he dicho, pero me gusta repetirlas, ya que, como todos, tienes la tendencia a olvidar las cosas más obvias. Cosas que nadie debería olvidar. No importa, aquí estaré para recordártelas todas las veces que sea necesario.

                ¿Hace cuántos nos conocemos? Dudo sea demasiado tiempo, aunque para mí es el suficiente. Para entender que hay algo único en ti. Todos los somos por supuesto:diferentes e irrepetibles. Pero hay algo más. Esa certeza de que, pese a las diferencias, hay algo que podemos compartir. Quizás no sea lo mejor, quizás no sean nuestras sonrisas, ¿pero por qué las lágrimas no serían un buen modo de encontrar una compañía?

                Durante mucho tiempo he estado sola. No me he dado cuenta, he fingido que no me importa, tal como seguramente has hecho tú. Pero tarde o temprano el saberte, el sentirte sin nadie más a tu alrededor, duele.  Amarga. Te hace desear que fuera diferente. Quisiéramos que eso cambiara, retroceder hacia esos momentos en que no era así o avanzar hacia aquellos en que cambiará.

                Pero no es de eso de lo que quiero hablarte. Quizás debo terminar con los rodeos. Estoy aquí. Y tú estás allá. Pero siempre que pueda estaré contigo. Siempre que quieras. Siempre que me lo permitas. Aquel día en que no lo necesitas, no lo quieras o no me lo permitas, sonreíré y daré un paso atrás, auque también me cause dolor. Después de todo, la amistad también es cosa de dar. Y no quiero  convertirme en una carga para ti.

                Espero que ese día no llegue pronto. Espero que no lo haga nunca. Pero quiero hacerte esa promesa. Estaré hasta que todas esas condiciones cambien. Te presionaré para que confíes en mí, pero no demasiado. Respetaré tus silencios y trataré de llenar esos vacíos. No puedo hacerlo. Estamos tan lejos… nunca será suficiente cada cosa que intente hacer. Pero intentar es de amigos ¿no?

                No te juzgaré nunca. Seguro que muchos te han dicho lo mismo y terminan haciéndolo. ¿Cómo podría yo hacerlo? ¿Quién soy yo para juzgarte? Quizás no entienda. Quizás me cueste llegar a tus pensamientos. No te mentiré. Diré lo que me parece mal y lo que me parece bien. Pero jamás pretenderé decirte qué es lo que debes hacer, cómo debes sentirte o cuáles acciones debes seguir. No soy tú. No siento como tú. No actúo como tú. Y mientras eso siga así, no tengo ningún derecho a pretender que soy algo más. Nunca temas ser sincera conmigo. ¿Está bien? Nunca. No importa lo raro, extraño, doloroso o particular que sea. Siempre la verdad será mejor que la mentira, aunque parezca que no es así. Tal vez me cueste entenderlo muchas veces y te diga que “prefiero no saber”, pero nunca será así. Al final del camino, es mucho mejor herir con la verdad que matar con el silencio.

                Nunca podré ayudarte, eso lo sabes. ¿Qué puedo hacer desde acá, con mi vida, mi experiencia, mis palabras? Nada. Pero, nuevamente, puedo intentarlo. Poner mi esfuerzo. Suena tonto ¿no es así? Tanta distancia, tanta separación. ¿Te estoy asustando? ¿Crees que es demasiado para tan poco? ¿Para alguien que apenas llegas a conocer? Perdóname. Sabes que realmente suelo ser aprensiva. Protectora. No sé si entregada, porque muchas veces me verás actuar con egoísmo. Espero me disculpes cuando eso pase.

                ¿Qué más puedo decirte? Supongo que muchas más cosas. Que me alegro enormemente de haberte conocido. ¿Cómo puedo no creer en algo ―lo que sea― si ha permitido la vida juntarte en mi camino? Quizás yo no sea lo suficiente, pero sin duda que tú eres más de lo que merezco. ¿Exagero?Tal vez. Sabes que soy así. Pero mis palabras nunca han sido más sinceras. Simplemente quizás sean demasiado… temerosas. Sí, esa es la palabra. Temo perder lo que se ha ido construyendo.

                Temo que el tiempo devore esto. Has sufrido decepciones. No quiero ser quien te de otra. No necesitas nada de eso. Mi tarea es ayudar, construir. Espero poder lograrlo, solamente. ¿Quién dijo que las barreras existían actualmente? Mira, la distancia, el tiempo, todo es diferente. Y aún así, las palabras consiguieron lo imposible. ¿Cómo no creer en el poder de ellas? ¿En su magia?

                Bueno, espero no haberte aburrido. Ni asustado. Ni nada parecido. Me disculpo, pero realmente quería escribir esto. Se lo prometí al cosmos. Dios. Azar. El destino. Y he cumplido. Te quiero. Esas palabras son tan diferentes para cada uno, pero en mí encierran una promesa: prometo estar siempre allí. A menos que no me necesites. O no quieras. O no me lo permitas. Ya lo sabes. Pero estaré allí, sin importar qué. ¿Estamos solas? Tal vez. Tal vez no. Pero una breve luz puede deshacer mucha oscuridad.

                Espero poder ser al menos una parte de esa luz.

Yo.

1 comentario:

  1. Por alguna extraña razón, vuelvo al principio, a leer cada detalle y cada sentimiento. Seguramente nunca voy a terminar, seguramente volveré a empezar y leeré cientos de veces las mismas líneas que se llenan de un inexplicable valor sentimental. Ha sido mucho tiempo, muchos días, risas, llanto, juegos... Hay de todo en el poco tiempo que has estado conmigo.

    Más gente llegó, más gente se fue, pero a pesar de todo tú sigues aquí, y lo agradezco inmensamente. Estoy tan orgullosa de poder llamarte "amiga", conozco el dolor que escondes, o al menos intento entenderlo. Creo que ha quedado claro que no soy la mejor aconsejando ni alentando, la mayor parte de las veces termino diciendo cosas que no sirven de nada, que son repetitivas. Cosas que realmente no llegan a tener ningún valor. Pero estaré aquí, hasta el final de mis días, leyendo a escondidas. Compartiendo tu felicidad y tu sufrimiento. Si, la distancia es inmensa, pero ¿sabes? Aún tengo muy presente esa frase, en ese primer mensaje que mi teléfono guarda como un grato recuerdo que espero nunca borrar: "No hay distancia cuando hay cariño".

    Te quiero. Te necesito. Estoy contigo y eso nunca va a cambiar. Tal vez un poco lejos, tal vez un poco distraída o somnolienta, pero siempre, tenlo muy presente, en el momento en el que me necesites, estaré contigo, sin importar nada más en el mundo.

    Eres mi estrella y espero tener el honor de mirar al cielo cada noche y poderte encontrar, mirar al cielo cada día y saber que no importa que tan lejos estemos, tú estás conmigo.

    Te quiero.

    ResponderEliminar

Santa Template by María Martínez © 2014