Fronteras

lunes, 27 de agosto de 2012

La joven loba se acercó a los deslindes del bosque y observó los dos caminos que se habrían en el valle con un semblante inquieto y algo asustado. ¿Estaba lista para salir de su hogar? ¿Estaba lista para abandonar el amparo de los sabios árboles que la habían visto crecer?

―Recuerda ―le habían dicho más de una vez―. No importa el camino que elijas, pero sé fiel a tu decisión. ―Sabía que toda su manada estaba oculta en la espesura, observando el andar de sus patas y eso la ponía aún más nerviosa. ¿Cuál de los dos senderos seguiría? Trataba de concentrarse en sus propios pensamientos, algo revueltos y enmarañados, y no en los murmullos y gruñidos que la esperarían a su regreso.

«¿Por qué tengo que elegir?», pensó. Y con un último suspiro de rebeldía, comenzó a correr hacia adelante, justo en medio de ambos caminos.

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