¿Acaso podría ser de otra forma?

jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Acaso creías que te había olvidado? Ni un solo segundo siquiera, eso no deberías ni concebirlo. Pero eso ya lo sabes ¿no? Al menos deberías hacerlo. Y así como esta certeza de lo que siento por ti está enterrada en lo más profundo de mi alma, también lo está otra: que existen muchísimas dificultades.

No solo las obvias, aquellos números y metros que se vuelven brisas frías y aquellos miedos que a cada uno lo hacen retroceder y avanzar a la vez. Hay muchas otras. Errores, problemas, inconvenientes, dilemas. Pequeños detalles que abarcan horas y que parecen separar lo que hemos tratado de unir. Un día, dos, tres o más en que tal vez ninguno sepa del otro. Días que se vuelven grandes ansias y ansias que se vuelven obsesiones. Las dificultades siempre existirán.

Pero no es eso lo que quiero decirte hoy: Lo que hoy quiero decirte, es que no me importa. Tal vez haya ocasiones en las que el silencio se apodere de nuestras vidas con la fuerza de su tiranía y otras en que las palabras revoloteen a nuestro alrededor como plumas cosquilleantes. Pero seguiré siendo la misma y seguiré sintiendo lo mismo. Jamás temas, si es que lo haces, que alguna dificultad podría apagar aquello que ahora arde como un fuego divino.

Alzo mis ojos hacia un techo que no responde a la fuerza de mi inspiración y sonrío, esperando que algún espíritu bondadoso, un ángel aburrido o un fantasma de paso recoja ese fuego, ese amor, esas ansias, esa felicidad y buenos deseos y lo transporte allá, donde tú estás, quizás mirando un techo similar, quizás saboreando la brisa salina de otras tierras.

Espero tan solo no olvides lo que trato de transmitir con la fuerza única de las armas que tengo en mis manos: las palabras, aquellas seductoras compañeras que fueron la que juntaron nuestros caminos. Y son ellas las que ahora también vuelven a afilar sus hojas para atacar el miedo y la inseguridad que siempre se anida en lo más profundo de la mente. Conocemos el valor de las palabras, sabemos que pueden construir barreras, puentes, que crean y destruyen mundos, que se quedan grabadas, que duelen y nos hacen sonreír. Cree en ellas.

Porque son ciertas. Porque si quisiera que supieras tan solo dos cosas, si quisiera que recordaras solo dos cosas y que nunca más las olvidaras serían: Que eres perfecto tal cual eres, con virtudes y defectos y que te amo cada día que pasa. Espero sepas disculpar la insistencia, la ridícula dulzura, el incoherente romanticismo, pero no sé de qué otra forma puedo expresar lo que ahora llena mis pensamientos.

Seguro entiendes lo que digo. Espero también recuerdes que no necesitas correr demasiado. Sigue corriendo, samurai, pero no te apresures. Sabes que cuando llegues, cuando puedas llegar, cuando quieras hacerlo, cuando el destino y las mundanas banalidades de la vida y la traicionera tecnología lo permitan... Yo estaré aquí, esperando, con una sonrisa en el rostro. Sí, seguro reíste con cada palabra, burlón de mi sensibelería, pero después de todo, hasta los más valientes, duros y resistentes tienen una debilidad.

¿No es así, mi querido hechicero… Elio?

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