Brillantez

lunes, 3 de septiembre de 2012

Había una vez un vagabundo errante
que dejó un rastro confuso y agobiante
La joven intentó seguir el camino
y se dio cuenta de que no tenía destino.

El vagabundo frunció el ceño y se rió.
Y la joven una bofetada le zurró.

Una sola palabra: genio. ¿Maquiavélico o solo despistado? Azar sabrá. Dedicado a todos los bufones sin rumbo que dan erróneas direcciones de correo. Hay un lugar del infierno dedicado solo a vosotros.


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