Susurro: Un diálogo de excusas

lunes, 29 de octubre de 2012


―Llueven excusas en el mundo, querida ―dijo el hombre quejumbroso mientras esperaba su taza de café―. Nadie reconoce su responsabilidad, nadie tiene paciencia, nadie tiene voluntad, nadie quiere luchar, nadie respeta su palabra.
―Así es, querido ―respondió la mujer con una mirada aburrida y cansada en su rostro. Corría de aquí para allá, tratando de dejar limpia la casa y de preparar el desayuno mientras procuraba concentrarse en todo lo que él decía. 
―¿Por qué las cosas son así? ¿Por qué la gente nos abandona? ¿Por qué ya nadie tiene interés en dedicarle tiempo al otro? ―Apoyó sus codos en la mesa y se quedó mirando las hojas del periódico con una expresión impaciente y frustrada.
―Quizás es porque no miramos a los que nos rodean ―murmuró la mujer un segundo antes de vaciar el café sobre la cabeza de su marido y de salir dando un portazo de la cocina.

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