Para los escritores, la parte más dura de todo su trabajo es ordenar y
plasmar con precisión y belleza los pensamientos en papel (u
ordenador); pero, una vez finalizada esta labor, una vez se ha dado por
completada la tarea que asociamos con ser escritor, empieza el siguiente
reto: vender la novela. O, en este caso, que alguien la lea.
Recibo muchos correos de jóvenes (y no tan jóvenes) escritores primerizos que quieren que reseñe sus novelas en el blog.
Voy a utilizar la correspondencia que intercambié con uno de esos
autores para ejemplificar lo que hay que hacer y lo que no a la hora de
comunicarse con el resto de personas que forman parte de la vida de tus
novelas (lectores, editores, traductores, etc.).
Para respetar su privacidad, no mencionaré el nombre del escritor: lo llamaré señor X.
Todos los textos son reales y han sido reproducidos íntegramente:
sólo han sido modificados para no mencionar nombres ni enlaces
concretos.
De: Señor X
Para: bloguero1, bloguero2, …, blogueroN
Asunto: Promoción de mis libros
He publicado recientemente 4 libros y quisiera ser promocionado en su blog o página. El blog donde hablo de mis libros es blogdelsenorX. En otroblog
también hago reseñas de mis libros. Mi concepto de la literatura es la
regeneración ética de los sentimientos de los lectores. Tengo muestras
de mis poemas en sitio1 y en sitio2 y de mis cuentos en sitio3
Feliz día. Un saludo afectuoso.
Adjuntos: 5 fotos (una del escritor, las
otras las portadas de los libros), sinopsis de los libros en un Word y
biografía del escritor.
CONSEJO 1. Dirígete personalmente a quien escribes.
El primer problema está en el “Para”. Cuando mandas un correo impersonal a cien destinatarios se llama SPAM. Es una falta de respeto. No es un correo digirido (en este caso) a mí. El señor X
no sabe quién soy. Esto no resulta nada atractivo para el propietario
del blog (en este caso yo) o de la editorial a quien se remita el
correo. Directamente será descartado.
En este caso, lo correcto es escribir algo en estos términos:
“Buenos días (nombre del bloguero),
He descubierto tu blog (nombre del blog) y me encantaría poder contar con tu colaboración.
Me presento: …“
No es necesario deshacerse en elogios, ni siquiera ser seguidor del
blog con el que quieras colaborar (aunque realmente es lo mínimo que
puedes hacer…), sino tener una minúscula cortesía. Para una editorial o
agente sí es necesario un mayor esfuerzo para demostrar que conoces su
trayectoria, que tienes claro a qué sectores se dedican exactamente y
que tu carta no les hará perder el tiempo.
¿Por qué va a perder alguien el tiempo conociéndote, si tú no lo has perdido antes para conocerlo a él?
Por descontado, el asunto del correo también es incorrecto. “Solicitud de colaboración” no es muy imaginativo, pero al menos es educado.
CONSEJO 2. Incluye un extracto de alguno de tus libros.
Te estás dirigiendo a un lector (o a muchos lectores, como en este
caso…) que tiene un blog. No importa tu biografía. La sinopsis de tus
libros es útil para descartar rápidamente si tu novela encaja o no con
las preferencias del lector o editor, así que está bien incluida. No
incorpores tu foto salvo que seas modelo. Y sí: manda las primeras 30-50
páginas de tu novela en PDF o algún otro formato de gran compatibilidad
y que las palabras de tus libros hablen por ti. Si alguien supera la
falta de respeto de haber sido incluido en un correo de SPAM, le
interesará ver una muestra de tu trabajo.
Ésta fue mi respuesta (disculpad la pésima redacción; la escribí rápidamente en un móvil):
De: Pedro
A: Señor X
Hola Señor X,
Gracias por contar con mi blog. No hago
publicidad de libros, salvo por grandes eventos editoriales. Lo que sí
puedo hacer es leer libros y reseñarlos si me parece adecuado hacerlo.
Desgraciadamente, en este momento mi agenda de lecturas está desbordada, por lo que no puedo comprometerme a nada.
Siento no poder ofrecerte ningún tipo
de colaboración. Como sugerencia, que eres totalmente libre de ignorar,
te recomendaría subir tus libros a Amazon en formato digital y
regalarlos temporalmente para ganar cierta visibilidad, aunque entiendo
que esta solución no sea adecuada para todo el mundo.
Un saludo.
CONSEJO 3: Si autopublicas, hazlo con los grandes.
El correo del señor X no merecía ninguna respuesta
(recordemos: escribir impersonalmente a decenas de destinatarios es
SPAM). Sin embargo, todo el mundo tiene derecho a equivocarse y puede
que le venga bien una ayuda. En este caso, mi consejo era (es) que si
autopublicas (y el correo llega de un escritor, no un agente o una
editorial, lo que indica o debería indicar que está autopublicándose),
lo hagas con algunos de los grandes: Amazon o Apple. Amazon
es quien lleva más tiempo en esto y, aunque no tengo datos que lo
confirmen, sospecho que es quien mejor funciona para novelistas.
La respuesta del señor X fue la siguiente:
De: Señor X
A: Pedro
Tu agenda me da a mi la impresión de
que es bastante gris, date un gustazo y lee mis poemas, que gustan hasta
a quien la poesía no le dice nada o mi novela, que tiene momentos
sublimes y tiene un estilo impecable o mis casi 300 cuentos cuyo final
es imposible de predecir en casi cada uno de los casos… Pero es una
sugerencia que puedes ignorar. No puedo subir mis libros gratis en
Amazon porque los libros no son propiedad mía sino de editorial
desconocida y tendría que pagarlos yo de mi bolsillo.
En fin, sigue con tus novelas sobre extraterrestres y vampiros lunares :/
Feliz domingo.
CONSEJO 4: Sé profesional.
Ya lo sabíamos, pero en este correo es todavía más evidente que
estamos tratando con un aficionado que no se toma en serio su trabajo ni
el del resto de personas. Desde los insultos hasta la ridícula defensa
de sus escritos, todo en este correo rezuma a novato. Evítalo: contesta siempre con profesionalidad, tacto y cortesía. Incluso cuando no leas lo que tú esperas.
CONSEJO 5: Escribe sólo a quien realmente quieras que lea/publique tu trabajo.
Si por casualidad mi blog tuviera reseñas sobre libros de
extraterrestres y vampiros lunares y las novelas del señor X no tratan
de estos temas, ¿por qué me escribe? Es importante no hacer perder el
tiempo a los potenciales lectores o editores de tus escritos. No
cualquier sitio es bueno para que hablen de tu obra. Investiga los blog
(o editoriales, o agentes) y sólo envía tu correspondencia a aquellos
que sean afines a tu trabajo. Ahorrarás tu tiempo y el del resto, a la
vez que tendrás más probabilidades de éxito.
De todos los tipos de aficionados, sólo podía tratarse de un avaro o
un megalómano (o una combinación de ambos). Los avaros pretenden que
compres su obra y luego hables de ella; los megalómanos están por encima
de cualquier criterio que no los reconozca como grandes genios de la
literatura (es decir, por encima de todos).
Más divertido que irritado y con la mente puesta en escribir esta entrada, respondí para averiguar cuál de los dos era.
De: Pedro
Para: Señor X
¿Me regalas un ejemplar?
Me temo que no sigues mucho mi blog, por los comentarios que haces.
Me regaló los libros, así que era megalómano:
De: Señor X
A: Pedro
Pues te regalo los pdf de la maquetación. No sé si podrás pasar el pdf a tu ebook no entiendo mucho.
Ahí los tienes los cuatro, disfrútalos
Feliz domingo, Pedro.
CONSEJO 6: Si quieres publicidad, necesitas regalar ejemplares.
Sé que es duro regalar tu trabajo, pero incluso los grandes
escritores regalan decenas de ejemplares (digitales y de papel) para que
los reseñen en periódicos, blogs, revistas. Si quieres que alguien lea
tu obra, es obligatorio que se la entregues sin coste. No seas un
aficionado avaro…
Leí las primeras páginas de la novela y (como era previsible) no me gustó. Respondí:
Hola señor X,
He leído las primeras páginas de la
novela y no me convence. Si me aceptas un consejo, trabaja durísimo esas
primeras páginas, porque son las que deciden que un lector siga (o no) y
que un lector compre (o no).
Lo siento.
Un saludo.
CONSEJO 7: Las 5 primeras páginas son fundamentales.
Me disculpo por la falta de magia de este consejo. Estoy seguro de que Joyce
me escupiría (y con razón) por escribir esto. Si eres un escritor de
talento, si escribes Alta Literatura, olvídalo: no te hace falta. Tu
prosa y su estilo van a desbordar por todos lados. Si no, si eres como
el 99,99999% de los escritores y de los intentos y abortos de escritor,
síguelo a rajatabla. Engancha con tus primeras páginas con lo que hagas
mejor: establece un buen misterio, lanza unas frases iniciales
descomunales. Atrapa al lector para que desee seguir leyendo. Da en esas
páginas iniciales el do de pecho. Es triste, los sé, pero así funciona
esto. Y no me creas a mí: compra este libro de Noah Lukeman (agente y escritor profesional) que, casualmente, se llama “The First Five Pages” y mira lo que dice.
Un editor puede recibir cientos de ejemplares cada mes. Cientos. No
tiene tiempo de evaluar cada uno de ellos con la dedicación que cada
escritor cree que su obra merece. Por esto es fundamental salirse de
todos los parámetros en las primeras páginas: cualquier error de
formato, ortográfico, de ritmo, de estructura, será un rechazo
inmediato. Asúmelo cuanto antes, pasa por el aro y cuando seas un autor
superventas o tengas un público fiel, escribe lo que quieras, pues se
venderá solo.
Esta es la sorprendente primera respuesta del señor X:
De: Señor X
A: Pedro
Quizá tengas razón, la novela es una
novela primeriza, me encontraba como un elefante en una cacharrería pero
es lo suficientemente corta como para que no te quedes con la primera
página, hombre, yo que sé…
Gracias.
(Aquí no tengo consejo que añadir. Me parece un respuesta correcta y
sincera. Si la hubiera dado al comienzo… y si se hubiera quedado aquí…)
Pero como buen megalómano, al rato envió otro correo en un tono bien
distinto. Yo no había respondido nada: el señor X no necesitaba mi
respuesta.
De: Señor X
A: Pedro
No creo que a la literatura de verdad
le vengan bien tus consejos de marketing. Yo escribo para perdurar en el
tiempo, no para ganarme una mísera soldada. No me convence ese “lo
siento”. Me suena a jactancia de lector experto en leer las primeras
páginas y sacar conclusiones “prejuiciosamente autorizadas”. Si lees,
lee para sentir lo que lees, no para tomarte tan en serio tu trabajo.
Me sabe mal que seas tan poco receptivo
porque eras el único que ha contestado a mi email de esta tarde. Bien,
no me hace falta tu ayuda, he perdido la tarde pero no voy a perder mi
destino.
Llevo poco más de un año escribiendo en
internet y la gente inteligente me sabe admirar, no así los monosabios
ni los que esperan que agache la cerviz y les lama las manos. He
conseguido mucho más en un año que otros en cinco. Mi talento no es una
fantasía que yo haya elaborado para superar mi escasa autoestima, es un
valor objetivo que puede reconocer cualquier persona inteligente que
sepa lo que es la literatura. Pero no puedo ni quiero imponer mi
criterio a los demás. No soy autoritario sino que lo que me guía en este
mundo es precisamente liberar al hombre de sus malditas cadenas. Soy
tozudo, como mi padre, que en paz descanse, y sé que algo sí se moverá
en el mundo gracias a lo que escribo, y si no ocurre así, al menos mi fe
en ese objetivo habrá justificado la vida que me quede.
Un saludo.
Yo también siento lo tuyo.
CONSEJO 8: Escucha las críticas.
Es evidente que el señor X no sabe encajar las críticas. Conozco
pocos libros sobre los que no sea capaz de sacar algo mejorable (con
razón o no). En las 500 o 600 páginas de cualquier novela, es casi
imposible que el nivel sea homogéneo y que la prosa sea perfecta en cada
frase, que el ritmo no baje en algún momento, que alguna
caracterización, algún adjetivo, algún matiz, no pueda ser más preciso y
exacto.
Las críticas destructivas puedes ignorarlas sin más. Los halagos
vacíos también. Las críticas constructivas, las que pretenden darte el
punto de vista sincero de un lector, escúchalas
atentamente: si varios lectores te dicen lo mismo, quizá tengan razón y
estén viendo algo que tú no. Agradece el esfuerzo que están haciendo al
comunicarse contigo para darte esa valiosa información y procésala:
puede que así no aprendas a ser mejor escritor, pero sí sabrás qué
espera leer tu público.
Respondí, cerrando la conversación. Me gusta ayudar (si puedo y sé),
siempre que mi ayuda sea necesaria o solicitada. El señor X es un caso
perdido:
De: Pedro
A: Señor X
Hola Señor X,
Comprenderás que es difícil ayudar a quien no necesita ayuda. Recuerda que has sido tú quien me ha buscado, no al revés.
Tómate mis consejos como quieras, por supuesto. Y sigue viviendo tu sueño de ser escritor. Contra una buena fe y una prosa indestructible no se puede hacer nada, y el tiempo acaba dando la razón a unos y quitándosela a otros. Creo que te falta lo segundo, pero es solucionable.
Sólo te pido que no me juzgues a mí por no dedicar mi tiempo a leer algo que tú mismo reconocías hace un rato que quizá necesite mejorarse.
Siento haberte hecho perder la tarde.
Me despido.
Un saludo y suerte.
CONSEJO 9: Ten fe en ti mismo (pero no exijas a otros que la tengan).
La fe en sí mismo que demuestra el señor X es algo recomendable. Por
dar algunos ejemplos conocidos, J.K. Rowling y Stephen King mendigaron
atención en decenas de editoriales. Decenas de rechazos. Si no estás
dispuesto a tener esa fe en tu trabajo, déjalo ya: nunca serás escritor.
Hay casos excepcionales de escritores que han colocado sus novelas a la
primera, sin esfuerzo, pero son minoría. El resto de los mortales,
desde los más grandes hasta los más pequeños, han tenido que llamar a
muchas puertas para que alguien les abra.
Una vez te han rechazado, no insistas: ten la elegancia de continuar
tu camino sin menospreciar a nadie. Mejora tu novela si sabes lo que
falla y continúa con la siguiente puerta.
Y esta vez, no insultes a quien te abra…
De: Señor X
A: Pedro
¿Qué le falta a mi prosa y es remediable, según tú criterio?
— o —
De: Señor X
A: Pedro
Asunto: Ver si podemos arreglar “lo nuestro”
Amigo Pedro:
Comprendo que estés reacio en estos
momentos a ayudar en la carrera de un individuo colérico y jactancioso,
que tuvo la poca vergüenza de agraviarte insinuando que eras un crítico
gris y entregado a la industria de la literatura mercenaria. La verdad,
muchas veces he tenido que disculparme ante mis amigos por estas salidas
de tono alegando mi trastorno mental, mi infancia traumática, mi
soledad de largos años que me ha hecho un ser huraño y hostil a los
humanos… pero francamente, si he de decir la verdad, casi siempre, la
verdadera razón es que me encanta la controversia y las discusiones
apasionadas y tengo un poco de alma gitana y me gustan las navajas
verbales y la jactancia viril.
Si, por un casual, esta explicación te
sirviera como satisfacción al enfado que muy probablemente tendrás
contra mí, te rogaría que, una vez liquidadas nuestras diferencias, me
explicaras de modo más o menos preciso qué defectos le ves al comienzo
de novela del señor X. Una lectora ya me indicó que el problema de esta
novela es la falta de sosiego en la prosa, en la que se amontonan en una
sola oración muchos elementos heterogéneos. Por eso no me extraña tu
crítica contra mi prosa y la asumo. Pero quisiera que, si no es abusar
de tu tiempo, me expusieras más pormenorizadamente las cosas en que
crees que debo mejorar, juzgando por todo lo que hayas leído de mi
autoría.
Sin más que añadir y esperando haber
acabado con el enfado que yo mismo he generado, me despido, ojalá que no
para siempre, porque ni siquiera un genio de la literatura como yo
puede prescindir de nadie
Un abrazo, Pedro, y feliz lunes. Espero que mejor que el de la foto.
Adjunto: foto de una persona subiendo una montaña de papeles.
— o —
De: Señor X
A: Pedro
Asunto: Lamento mi comportamiento
Gracias por tu consejo, Pedro. Has tenido conmigo una amabilidad que he demostrado no merecer. Hasta siempre.
Un abrazo, si me lo aceptas, compañero.
CONSEJO 10: Sé paciente.
No todo el mundo sigue tu ritmo. Está claro que una vez envías un
email o remites tu libro a una editorial quieres que el receptor deje
todo lo que esté haciendo y te atienda pero el mundo no funciona así.
Una vez envíes un correo, ten la suficiente paciencia para asumir que
puede que jamás tengas una respuesta o que ésta puede tardar más de lo
que tú querrías. Por dar un par de ejemplos, George RR Martin tarda años en contestar al email, y John Howe unos 8 meses. Lo sé por experiencia.
Tras ser insultado en varias ocasiones no tenía intención de
responder más al señor X, pero si no fuera el caso, hubiera debido
esperar antes de enviar más emails.
No lo hizo. Este correo fue el último que recibí:
De: Señor X
A: Pedro
Asunto: Buenos días
Francamente, conozco abueletas menos
duras de oído. Espero que tengas muchos seguidores, yo desde luego no
seré uno porque no me fío de un crítico que lee las primeras páginas de
los libros y extrae una conclusión inmutable, como si la literatura
fuera una tarea de ingenieros o de técnicos mecánicos. La prosa de
Proust fue juzgada por un crítico de su tiempo como torpe, el torpe era,
en este caso, el crítico. Yo creo en el arte como creación individual
para los individuos, esa manera tuya de entender la crítica me parece
totalitaria.
Que pases buen día. Estas son las últimas palabras que oirás de mí, don’t worry.
Frente al divertido señor X, propongo el caso de otro escritor
bastante diferente. Uno que efectivamente no necesita mi ayuda, pues
vende decenas de miles de libros, y a quien recientemente he reseñado: Juan Gómez-Jurado.
No pido que te guste ni lo que escribe ni cómo lo escribe. Aquí lo
traigo como ejemplo de elegancia en el contacto con sus lectores.
Al finalizar de reseñar su novela La leyenda del ladrón había detalles
que no encajaban dentro de la reseña pero que quería comentar con el
escritor; quería darle mi punto de vista justificado. Le remití un
correo con algunas críticas más detalladas de las que incluyo en la entrada del blog.
Terminé el en torno a las 12 de la noche y lo envié. Cuando desperté ya tenía la respuesta en mi bandeja de entrada.
Comulgaba con unos puntos, justificaba algunos y estaba en plena
discrepancia con otros. No hay nada que decir a esto. El autor tuvo la
delicadeza de responder a un correo sincero de críticas de un lector al
que le había encantado su novela pero había encontrado algunos altibajos
en ella. El correo de Juan tenía una extensión y detalle dignos de
elogio (no incluyo los correos aquí dado que el contenido concreto no es
relevante y no he solicitado permiso al escritor).
Por último, entre otras cosas, me daba las gracias.
CONSEJO 11: Agradece el tiempo que se te dedica.
Esta recomendación no se restringe a los intercambios literarios: da
las gracias, continuamente. Quizá creas que no es necesario o que es
excesivo, pero quien te ha dedicado su tiempo a cambio de nada puede que
se sienta bien con sólo una frase. Pocos consejos de los que te he dado
son más fáciles de seguir y cuestan menos de implementar. En el peor de
los casos, ¿qué pierdes?
CONSEJO 12: Trabaja duro. Es lo único sobre lo que tienes verdadero control.
Ya acabo con un baño de realidad. No esperes una gran recepción de tu
primer trabajo, ni del segundo, ni del tercero. Trabaja con intensidad
cada uno de ellos, y déjalos cuando consideres que los has acabado (las
obras de arte, decía Wilde, no se terminan: se
abandonan). Mejórate a ti mismo en tu siguiente novela y sigue
trabajando: apenas hay personas que viven bien de lo que escriben, así
que no esperes milagros.
Suerte.
Y gracias por leerme.