Fantasma: Tú, infinito mío

jueves, 25 de julio de 2013

No puedo evitarlo. Estos días cada detalle me ha llevado hacia ti, aunque en ocasiones intentara ignorarlo. El sueño y una promesa mental de que te volvería a encontrar. Hoy. A las tres de la tarde en una esquina de mis pensamientos. Sonreirías con tu resignación condescendiente y hablarías en una disculpa amarga. Sin embargo, ya son más de las ocho y estoy sola con mis miedos.

Infinito. Solo una palabra y un desafío de muchas caras. Sin embargo, me arrastra hacia tu sombra. Porque no puedo dejar de pensar en ti con esa palabra. En que podríamos haber sido eternos por un solo segundo. En que el ahora podría no tener fin si siguieras a mi lado. A veces la vida se me va en un solo cerrar de ojos en que tu voz, esa suave musicalidad burlona y sincera, se escucha diciendo aquellas palabras que son como hojas cortando el borde de la piel de un dedo.

Podemos vivir solos. Puedo pasar por esta existencia recordándote como un momento en el dolor del olvido y una sonrisa en medio de la soledad. Puedo morir con tu nombre grabado en mis cartas y puedo dormir con tus promesas en mi almohada. Sé que también puedes romper el juramento que hice en tu honor, fantasma mío. Que puedes continuar tus pasos errantes sin mis susurros.

Pero la vida duele más cuando intento ignorarte. La soledad es más amarga cuando imagino que ya no sonreiré ante tu memoria. Y el mundo es más lento, más cruel, más injusto. Las canciones son más vacías. Sé que reirías. Pobre sensible escritora rota. Pobres letras sinuosas de color rosado. Pobres lágrimas que no verás. Eres infinito. Infinito en medio de lo efímero, chispa en las oscuridad de los dioses.

Siempre creíste que olvidaría tu huella y borraría las marcas que dejaste. Pero también te respondí que no ocurriría y ahora mi mente me cobra la palabra. Eres parte de mis ideales infantiles, de las canciones que dedicaste en una conversación de medianoche, del futuro valiente, de los ojos cobardes en mi espejo y en las marcas rojas de la lucha en las paredes.

Eres infinito. Y no te irás de mí, aunque tú insistas en intentarlo, torpe, testarudo escritor. Eres infinito. Y lo repetiré hasta que un día aparezcas a arrancarlo de mis páginas. Cuando ocurra... te quedarás en la mirada pasajera de mi esperanza y en los momentos, en las promesas, en los te quiero y no te quiero, en los secretos y en las mentiras. En el infinito de los recuerdos. 

¿Qué esperas entonces?

1 comentario:

  1. Tienes talento.No me digas usurpador pero a través de esto puedo ver varios aspectos de tu vida.
    Solo deje que el dolor te recuerde que los corazones sanan.

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